La “moda lenta” ayuda al medio ambiente
¿Qué es la “Moda Sostenible” o “Moda Lenta”? ¿Está relacionada con la sostenibilidad?
En Estados Unidos, millones de compradores abarrotan las tiendas de ropa, entusiasmados por conseguir las últimas tendencias y pagar precios bajos. Al otro lado del mundo, los trabajadores con bajos salarios -muchos de ellos jóvenes- son aplastados bajo el martillo de la “moda rápida” (la producción en masa de ropa barata, de mala calidad y desechable), trabajando sin protecciones de seguridad ni derechos adecuados. El impacto de la moda rápida sobre el medio ambiente y los derechos humanos es evidente, y la moda lenta puede ser la única solución para un futuro más ecológico.
En primer lugar, la moda rápida gira en torno al concepto de acelerar el tiempo de producción minimizando los costes, lo que lleva a los productores a utilizar los tejidos más baratos y los tintes textiles más tóxicos. El poliéster, quizá uno de los tejidos más populares, se deriva de los combustibles fósiles y desprende microfibras que pueden acabar en los océanos. Otro material habitual es el algodón, cuya producción requiere grandes cantidades de agua, pesticidas y mano de obra. Y lo que es más importante, la moda rápida cambia constantemente las tendencias de la ropa: la mayoría de los consumidores caen en esta estratagema y desechan las prendas una vez que pasan de moda. Como resultado, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, en 2018 11,3 millones de toneladas de textiles terminaron en vertederos y 3,2 millones de toneladas fueron incineradas – liberando altas cantidades de gases de efecto invernadero.
Mientras que la moda rápida explota la mano de obra y el medio ambiente para hacer más y vender más, la moda lenta se centra en la calidad sobre la cantidad y respeta los derechos de los trabajadores. Un principio fundamental de la moda lenta es simplemente comprar menos en primer lugar. Los medios de comunicación social y otras personas influyentes han atraído a los compradores con las marcas más atractivas y han insistido en la idea de usar la ropa sólo una vez. La moda lenta anima a los consumidores a desmontar esa mentalidad y a aprender a valorar cada prenda que se tiene o se compra.
Dado que muchas personas compran por la experiencia y disfrutan más de la sensación de comprar ropa que de la prenda en sí, la moda lenta hace hincapié en la elección de piezas de alta calidad hechas con materiales sostenibles. Aunque más caro no significa necesariamente más sostenible, las inversiones de mayor coste promueven ese cambio de mentalidad para que se aprecie mejor una prenda y se use más a menudo.
Para aquellos que son más conservadores económicamente, las compras de segunda mano son una gran alternativa a las marcas sostenibles más caras. El “thrifting” es una opción muy barata para comprar basándose en los deseos individuales y no en las tendencias, al tiempo que se obtiene esa sensación de satisfacción al comprar. Otras opciones de segunda mano, como las tiendas vintage o de consignación, permiten a los compradores adquirir artículos únicos y de alta calidad a una fracción del coste normal.
La moda lenta también anima a hacer que las prendas duren más, como lavar y secar la ropa a las temperaturas adecuadas y comprar kits de costura para arreglar pequeños agujeros o sustituir botones.
Aunque las marcas de moda rápida han tenido un buen comportamiento últimamente, la moda lenta también está ganando terreno. Para quienes quieran practicar la compra sostenible, es sencillo dar ese paso en su viaje medioambiental: únete a un grupo de apoyo a la moda lenta, inicia tu propio reto personal para gastar menos y difunde la conciencia dentro de tu comunidad y fuera de ella.